Las mujeres y los hombres coexisten desde el principio de los tiempos. Sin embargo, el porcentaje de hombres que ha tenido éxito con el Taoísmo es muy superior al de las mujeres.
Hay muchas razones que explican esto. Alguna de ellas es que en la antigua China, los hombres eran libres para viajar por el mundo, mientras que las mujeres tenían que permanecer en casa y no se les permitía ausentarse. Esto les impedía encontrar a un buen maestro o mentor. Existía un número considerable de libros sobre el entrenamiento para hombres, pero apenas para mujeres. Los hombres asistían a la escuela y sabían leer, pero las mujeres eran en su mayoría analfabetas. Incluso si había libros para mujeres y se les permitía viajar y buscar a un mentor, el porcentaje de las que tuvieron éxito sigió siendo inferior al de los hombres. Esto se debe a que existen algunos problemas intrínsecos a la práctica femenina. Alguno de los problemas era que las mujeres desconocían el valor de la práctica y si lo conocían se resistían a abandonar su vida habitual. Pero incluso a aquellas que abandonaron su vida habitual e ingresaron en un templo taoísta, les faltaba el impulso para progresar. La mayoría no sabía que existe una diferencia en la práctica para hombres y para mujeres. Asumían que la posición del Dan Dian en el cuerpo era la misma para hombres y mujeres. No sabían que “cortar el dragón rojo” (esto es, detener la menstruacioon) es un punto clave de la práctica femenina o creían que lo podrían conseguir sin la guía de un mentor. Algunas murieron por una práctica inadecuada con el Qi, pues desconocían la diferencia de la secuencia en la práctica específica para ellas. Muchas abandonaron a medio camino. Otras creyeron haber llegado cuando estaban aun a medio camino y otras ni siquiera lo intentaron.

Todos estos problemas les impedieron progresar. Para obtener resultados hay que conocer el camino. Hay tres aspectos fundamentales: 1) el carácter, 2) las características físicas, 3) el método y el entrenamiento. Por ejemplo, el hombre es yang, yang es claro. La mujer es yin, yin es opaca. Las cadracerísticas del hombre son caliente/duro, rápido, complejo; y las de las mujeres son suave, lenta, simple/pura. El hombre es activo y puede causar pérdida de Qi. La  mujer es calmada/quieta y puede restringir el flujo de Qi. Es difícil calmar el el Qi del hombre. Pero para la mujer es fácil almacenar Qi. Esa es la diferencia del carácter. La vida del hombre está en el “qi xue”, mietras que la de la mujer está en el pecho. La esencia más importante para el hombre es el esperma, al que llamamos “el tigre blanco”. Para la mujer, la sangre es lo más importante y la llamamos “el dragon rojo”. Aunque el semen masculino es de naturaleza yang, contiene también un elemento yin. Aunque la sangre de la mujer es de natualeza yin, contiene tambien un elemento yang. El semen masculino contiene mucho Qi, pero la sangre femenina no tiene tanto Qi. Esa es la diferencia en cuanto a las características corporales. El hombre debe entrenar y cultivar primero la esencia básica y después las cualidades externas. Las mujeres deben entrenar primero las cualidades externas y luego la esencia básica. Cuando el hombre puede detener la eyaculacioon, hablamos de “domar al tigre blanco”. Cuando la mujer puede detener la menstruación, lo llamamos “cortar el dragón rojo”. Los hombres deben conseguir revertir el flujo del semen y las mujeres, retornar la sangre al corazón.

Las mujeres con un periodo irregular deben primero mejorar la conexión de sus meridianos y fortalecer los óganos internos para que el periodo vuelva a ser regular. Una vez conseguido esto, pueden comenzar con la práctica de “cortar el dragón rojo”. Una vez conseguido, habrán completado el entrenamiento de las cualidades externas. En este estadio, el cuerpo femenino pasa de ser yin y opaco a ser yang puro. A partir de entonces, deben continuar con la práctica del Neidan y la meditación.
(Nota: el método de entrenamiento es el mismo que para los hombres. Ver artículo sobre meditación).